Una de las peores cosas que te puede ocurrir es luchar hasta quedarte sin fuerzas por aquello que te importa, y sentir que lo que has hecho no ha sido valorado. La rabia es grande. La decepción, terrible. Pero, tarde o temprano piensas en que tu esfuerzo es lo que cuenta. Y te sientes orgulloso, aunque no tan satisfecho como te gustaría, porque lo que hoy no te aprecia, mañana te extraña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario